Repasamos la vida y logros académicos más destacados de uno de los personajes más sobresalientes de la historia de Belalcázar a través del presente artículo elaborado por el miembro de Turdulia y cronista oficial de la Villa, Joaquín Chamero Serena.
Desde la Asociación Cultural Turdulia consideramos necesario reivindicar la figura del célebre oftalmólogo andalusí Mohamed Ibn Qassoum Ibn Aslam Al-Gafequi, hijo ilustre de la localidad de Gafiq (actual Belalcázar), como uno de los personajes más destacados del patrimonio histórico cultural de nuestra población; en una iniciativa que toma, si cabe, más relevancia dada la manifiesta e inexcusable carencia de cualquier tipo de reconocimiento a su persona –bien sea en forma de placa, calle, efigie o memorial– en la que es su localidad natal y que debiera enorgullecerse de contar entre sus vecinos con tan ilustre personaje.
Alguien de su extraordinario prestigio e influencia científica –que perduró durante siglos– y cuya obra, basada tanto en sus investigaciones como en su propia experiencia, sirvió de guía oftalmológica a tantas generaciones posteriores y estudiosos de la medicina, merece tener un reconocimiento a la altura en Belalcázar que permita, tanto a sus habitantes como a sus visitantes, conocer su figura, acercarles a su trabajo y rememorar su importante legado. Desde Turdulia estamos trabajando para que más pronto que tarde esta deuda histórica quede saldada.
Mohamed Al-Gafequi, nacido probablemente a principios del s. XII en una fecha aún por determinar, fue uno de los científicos más reconocidos e influyentes de su época. Cursó sus estudios académicos entre Bagdad y Córdoba, lugares que por aquel entonces eran centro de la cultura occidental y paradigma de los principales avances médicos y científicos del mundo. Aprendió de los más sabios y bebió de sus enseñanzas desde joven, optando por desempeñar su práctica oftalmológica tanto en la capital de Al-Ándalus como en otras ciudades cercanas, donde desarrolló revolucionarias técnicas para la operación y tratamiento de las cataratas que le confirieron rápido renombre entre la población y gran reconocimiento en la profesión.
Se trata sin duda de una figura excepcional, de gran impacto en su época y que consiguió ser referencia científica durante siglos gracias a la completa obra que se esmeró en dejar escrita para su hijo. En ella compiló todo el conocimiento científico y práctico que había alcanzado y que no había logrado encontrar por escrito durante sus estudios. Así fue como se gestó su libro "La guía del oculista", reconocido por muchos como el tratado más extenso y completo escrito hasta entonces sobre oftalmología, y que en el artículo de investigación que hoy os presentamos, nuestro amigo Joaquín desentrama parcialmente, ofreciendo datos y revelaciones nunca antes aportadas en sus trabajos previos sobre el autor.
Sin más, os dejamos con el mencionado trabajo, que esperamos os guste y resulte de motivación y base para futuras y más extensas investigaciones que estimulen el conocimiento y puesta en valor de nuestros personajes más influyentes a lo largo de la historia.
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