Miembros de la Asociación Cultural Turdulia se encuentran investigando la posible localización de los bienes incautados durante la Guerra Civil, de gran valor histórico y artístico, con objetivo de intentar gestionar su devolución y reagrupación.
El equipo de investigación histórica de la Asociación Cultural Turdulia ha realizado en los últimos tiempos dos descubrimientos significativos concernientes a la historia del Monasterio de Santa Clara de la Columna de Belalcázar.
Por un lado, hemos conseguido encontrar el inventario de bienes expropiados en 1836 durante la desamortización de Mendizábal. Y, por otro, también hemos localizado el acta de incautaciones de la Junta de Protección del Tesoro Artístico de la República en 1937, por el cual fueron trasladados a Valencia aquellos tesoros y bienes artísticos de mayor relevancia existentes en el Convento para ser custodiados y protegidos durante la Guerra Civil.
A continuación os detallamos ambos documentos, aprovechando para realizar una breve reseña de su contexto histórico.
Bienes del Convento de Santa Clara de la Columna expropiados durante la desamortización de Mendizábal (1836)
A lo largo de la historia de España, y más especialmente durante los siglos XVIII y XIX, se produjeron numerosos procesos desamortizadores en el país con objeto de alcanzar la liberalización plena de la propiedad, procurando con ello poner fin al Antiguo Régimen imperante en los siglos anteriores.
Existían entonces cuatro tipos de instituciones que aglutinaban en sus manos la práctica totalidad de los bienes: la Iglesia, la nobleza, las instituciones de beneficencia y los consistorios municipales. Este conjunto de bienes inajenables por derecho era conocido como propiedad amortizada o en "manos muertas" y hacían imposible en la práctica una auténtica liberalización de la propiedad.
Si bien la propiedad libre estaba ya extendida en la España del siglo XVIII, lo cierto es que la mejor tierra solía estar en "manos muertas". Su bajo aprovechamiento y exención fiscal era para muchos ilustrados la causa de la despoblación rural, de la decadencia de la agricultura y el comercio y, en definitiva, del empobrecimiento del Estado.
Así, en 1836 llegó la más conocida de las expropiaciones de bienes y tierras que el Estado realizó: la desamortización de Mendizábal. A través de ella se inició un proceso gubernamental de nacionalización y comercialización de las tierras y bienes acaparados durante siglos por la Iglesia para venderlos o subastarlos, otorgándoles así un nuevo régimen de explotación con el que, a su vez, poder aplicar nuevos impuestos con los que hacer crecer el ingreso nacional y disminuir la ingente deuda externa que la nación había contraído.
La aplicación de dicha ley al Convento de Santa Clara de la Columna en Belalcázar tuvo como consecuencia la expropiación de los siguientes bienes inmuebles y privilegios adquiridos a lo largo de la historia:
Cobro de los juros o rentas otorgadas por los Reyes Católicos a esta Comunidad en agradecimiento a las ayudas en metálico y raciones en la toma de Granada. Los Ayuntamientos de Belalcázar e Hinojosa del Duque les entregaban todos los años 1000 fanegas de trigo y 1000 fanegas de cebada;
Quinto del Trapero, pastan 500 cabezas lanares;
Dehesa de Los Galapagares (Hinojosa del Duque), que consta de dos quintos: uno se llama Estepa y otro El Hato, pastan 1000 ovejas;
Quinto llamado Cordobilla, pastan 250 ovejas;
Quinto Trapillo, pastan 900 cabezas de ganado lanar;
Quinto Ochavo de las Monjas, con encinas, pastan 1000 cabezas de ganado;
Quinto Orbaneja del Arroyo y Orbaneja de Arriba, pastan 400 cabezas [vendido a D. Francisco de Perea Calzadilla por 285.000 reales de vellón, según publicación en Boletín de Segovia: Número 133 - 7 de noviembre de 1839];
Quinto de La Antigua, pastan 700 cabezas;
Olivar con 37 fanegas y 3000 olivos.
Cerca de 37 fanegas y media de sierra calma;
Cercado de 28 fanegas de tierra calma;
Cercado de 21 fanegas;
Cercado de 22 fanegas;
Cercado de 86 fanegas;
Cercado de 84 fanegas;
Docenario de 30 fanegas Cerca de Los Ruedos;
Una acera de casas en Hinojosa del Duque;
Varias fincas más en Hinojosa del Duque y
Castillo llamado de Enmedio en Trujillo.
Bienes del Convento de Santa Clara de la Columna incautados por la Junta de Protección del Tesoro Artístico (1937)
La Junta de Protección del Tesoro Artístico, dependiente del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, fue el organismo encargado de la protección del patrimonio artístico español durante la Guerra Civil. Creada por el gobierno de la II República el 23 de julio de 1936, tan solo cinco días después de la sublevación militar, tuvo como objetivo principal evitar la destrucción de los bienes culturales durante el transcurso de la contienda.
En 1937, la Junta Central del citado organismo se constituyó en Valencia –donde por aquel entonces ya se había trasladado el gobierno republicano–, centralizando en la ciudad levantina la recepción de las obras de arte llegadas de todo el país. Para ello, se adecuaron las Torres de Serranos y el Colegio del Patriarca de dicha ciudad como depósitos principales para almacenar el gran tesoro artístico nacional.
Desde Belalcázar se enviaron el 22 de enero de 1937 a Valencia once bultos con las diferentes obras artísticas del Convento para que fuesen custodiadas por el Ministerio de Instrucción Pública.
Entre los bienes del Monasterio de Santa Clara de la Columna enviados y que aparecen en el extenso inventario que adjuntamos a continuación, destacan los siguientes:
Lienzo de la Sagrada Familia, probablemente de Murillo;
Tres cuadritos con figuras religiosas, atribuidos a Murillo;
Una tabla atribuible a Morales, no pudiendo reconocer lo que representaba;
Tres sillones tallados de damasco del siglo XV;
Un piano y órgano aproximadamente del año 1700;
Una corona y un bastón de plata y varias esculturas pequeñas y crucifijos de gran valor, todo de plata;
Cinco esculturas que representaban a San Antonio, San Juan de Capristano, San Juan Evangelista, San Buenaventura y la Inmaculada;
Otro grupo escultórico de tres figuras que representa la toma de hábitos de Santa Clara, y tres monjas con Cruz procesional y ciriales, San Francisco, Santa Clara y un religioso con el acetre y una religiosa con vela, todo en madera formando parte del retablo, de un gran valor artístico y antigüedad,
Y un largo etcétera de lienzos, tesoros, esculturas y joyas varias, tal y como puede leerse en detalle a continuación.
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Según hemos podido confirmar, debemos lamentar que tan solo existen documentadas dos devoluciones de los referidos bienes: la de "una imagen de la Virgen de la Esperanza en barro cocido; el niño lleva la túnica encarnada; siglo XV" (correspondiente al 9º embalaje de los enviados a Valencia y que fue devuelta el 14 de agosto de 1942) y la de un "frontal de raso blanco bordado en oro y sedas con tres escudos en el centro; estilo barroco; s. XVIII" (entregado el 3 de diciembre de 1942). A continuación adjuntamos los correspondientes recibos de entrega al Convento sellados y firmados por la Comisaría General del Patrimonio Artístico Nacional, órgano creado por el bando nacional en 1938 para la devolución de los bienes histórico-artísticos trasladados durante la guerra:
La imagen de la Virgen de la Esperanza reseñada parece a todas luces corresponder con la conocida entre la población local como "Virgen de la Tinaja" o "Virgen de la Botija" –llamada así por encontrarse hueca por dentro al estar modelada en barro cocido–.
Esta imagen ya se detallaba en el Inventario monumental y artístico de la provincia de Córdoba, escrito por Rafael Ramírez de Arellano en 1904, donde, entre otras esculturas existentes en el Convento de Santa Clara de la Columna, se describe la de una “Virgen con Niño, a quien en Belalcázar llaman la Tenaja y la Botija, porque es de barro cocido: tamaño medio del natural o algo más; de la misma mano que las anteriores [esto es, de Juan de Córdoba], pintada. Está de pie con el Niño en el brazo izquierdo; con la otra mano se recoge el manto. Se halla en el retablo del lado del Evangelio por bajo del acto toral de la iglesia”.
Así pues, podemos concluir que, a excepción de estos dos recibos aislados, no existe acta de devolución al Monasterio de Santa Clara durante la postguerra de los bienes trasladados. Referente a la localidad de Belalcázar, solo existe expediente de devolución de bienes a su Parroquia, por lo que cabe presumir que la mayor parte de las piezas pertenecientes al inventario aquí publicado podrían haber sido desviadas hacia otros destinatarios al no haber sido reclamadas en la inmediata postguerra.
Tal y como indicábamos anteriormente, desde la Asociación Cultural Turdulia nos encontramos inmersos en la labor de búsqueda y localización de dichos bienes muebles de gran valor histórico y artístico, con el objetivo de intentar que sean devueltos a su lugar de origen, reagrupándolos e incrementando así la riqueza patrimonial de la Villa. Una tarea sin duda difícil, pero no imposible, por lo que esperamos más pronto que tarde poder trasladar buenas noticias al respecto.
Si alguien dispone de algún tipo de información o sospecha del actual paradero de alguno de los bienes incautados, que no dude en ponerse en contacto con nosotros a través de cualquiera de nuestros canales habituales de comunicación.
Agradecimientos: A Dña. María Dolores Rubio de Medina, por las aportaciones al artículo realizadas. Para completar la información aquí expuesta, puede consultarse su trabajo "Belalcázar y la devolución del patrimonio religioso depositado durante la Guerra Civil"; Revista Cuadernos Colodros, núm. 4; año 2020.
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