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El pasado minero de Belalcázar (I): Estudio geológico del término municipal

Primera de las tres publicaciones de la serie documental en la que expondremos el arraigado pasado minero de nuestra localidad y de cómo este debe ser tenido en cuenta para la interpretación y contextualización de posibles yacimientos históricos realizados en nuestro término municipal.



Desde la Asociación #Turdulia nos hemos propuesto reunir y compartir con todos vosotros en una pequeña serie documental de tres publicaciones, parte de la documentación y el conocimiento llegado hasta nosotros acerca de uno de los principales hechos identitarios de la historia de #Belalcázar y motor económico durante muchos siglos de nuestra comarca: la minería.


Sin duda, no resulta posible comprender la importancia histórica de Los #Pedroches desde su época más remota ni la contextualización de gran parte de los yacimientos arqueológicos existentes en nuestro territorio sin conocer aquello que ha hecho a nuestra región ser pretendida y codiciada por muchos de los pueblos y civilizaciones que han transcurrido por nuestra geografía a lo largo de la historia.


La gran riqueza mineral atesorada bajo nuestros pies ha convertido en algunos momentos de la historia a nuestro territorio en un emplazamiento de especial interés geopolítico cuyo control interesaba poseer dados sus importantes yacimientos mineros que aportaban gran riqueza y prosperidad a quienes tuviesen la capacidad de explotarlos y comerciar con ellos.

La división administrativa realizada por Roma procuró al conventus cordubensis la administración de lo que ahora serían las actuales comarcas de Los Pedroches, El Guadiato, la Serena (Badajoz) y el Valle de Alcudia (Ciudad Real)

Este aspecto tomó especial relevancia en la época de influencia del Imperio Romano, quienes, con su revolucionaria tecnología y la visión global del territorio conferida por su extraordinaria expansión, tomaron constancia del potencial económico de nuestra región y de cómo esta podía convertir a Corduba, capital de la Bética, en una creciente ciudad monumental, a la par que suministrar a Roma de los materiales y la financiación necesaria para sus guerras.


De este modo se explica que, desde un principio, la división administrativa realizada por Roma procurase al conventus cordubensis la administración de lo que ahora serían las actuales comarcas de Los Pedroches, El Guadiato, la Serena (Badajoz) y el Valle de Alcudia (Ciudad Real). Una gran extensión de terreno al norte de la capital que llegaba casi hasta las puertas de Emérita Augusta, la capital de Lusitania, controlando a su vez las principales vías de comunicación con esta. Por el contrario, al sur, hacia el Guadalquivir, la división fronteriza solo llegaba unos 7 kilómetros por debajo del río Betis, cediendo con ello el control del resto de la actual provincia de Córdoba –la más fértil y productiva para la explotación agrícola y ganadera– a manos del conventus astigiano (actual Écija).


Mapa de los conventus hispanus según la división provincial de Augusto (27 a.C. a 298 d.C.)

Se desechaba así la parte del territorio aparentemente más interesante –la que aseguraba el abastecimiento de víveres y facultaba el comercio tradicional de vino, aceite o cereales– para anteponer el potencial productivo y económico que aportaba una región minera de primer orden como era la nuestra, de la que se podían extraer materiales tan preciados como el oro, la plata, el mercurio o el cobre.


Mientras que el mercurio era extraído de Almadén –donde se encuentra uno de los yacimientos más importantes del mundo–, de los Pedroches se extraía principalmente galena argentífera, de la que se obtenía plata y plomo –muy codiciados para financiar y construir material militar para las muchas guerras del Imperio–, así como un cobre aurífero de gran calidad, el más famoso en la Roma del siglo I para acuñar monedas, según cita Plinio en sus escritos.


Todo esto nos transmite una concepción más próxima a la realidad de la importancia que tenía nuestra región para una civilización tan avanzada como era la romana. De la misma manera, todos sus antecesores, aunque a menor escala y para un uso más local, también tuvieron interés en la riqueza mineral existente en Los Pedroches, debiéndose tener muy en cuenta este contexto minero a la hora de interpretar cualquier posible yacimiento encontrado en nuestro territorio, como daremos buen ejemplo en futuras publicaciones realizadas por Turdulia.

De los Pedroches se extraía principalmente galena argentífera y cobre aurífero de gran calidad, el más famoso en la Roma del siglo I para acuñar monedas, según cita Plinio en sus escritos.

Comenzaremos, pues, este primer capítulo realizando un estudio geológico del término municipal de Belalcázar, para pasar en un segundo instante (y en siguientes publicaciones) a exponer las diferentes y múltiples explotaciones mineras conocidas en nuestro territorio a lo largo de los tiempos.


Agradecemos y damos debido reconocimiento por este trabajo a Don Claudio Rodríguez Rodríguez, profesor de muchos y maestro de todos, que honra con su figura el puesto de Presidente de nuestra Asociación Cultural y a quien debemos el mérito de la investigación a continuación expuesta, siendo su excelso y laborioso trabajo de documentación y análisis en el que se basa nuestro artículo, que a continuación compartimos.


ESTUDIO GEOLÓGICO DE BELALCÁZAR


SITUACIÓN GEOLÓGICA DE NUESTRO TÉRMINO MUNICIPAL EN LOS PEDROCHES


El término municipal de Belalcázar se halla enclavado en el extremo noroccidental de Los Pedroches, pero solo la mitad de su terreno, aproximadamente, forma parte de los materiales graníticos del gran Batolito Pedrocheño.


La comarca de Los Pedroches presenta el aspecto de penillanura, formada por la erosión de un gran batolito con materiales endógenos de naturaleza granítica, encajados entre materiales metamórficos, principalmente pizarrosos.


El batolito de Los Pedroches arranca desde Extremadura (Zalamea, Castuera, penetra en la provincia de Córdoba por el arroyo de Benquerencia al norte de Monterrubio de la Serena) y continúa desde Montoro por la provincia de Jaén. Los Pedroches se abren topográficamente y litográficamente hacia la baja Extremadura, región con la que tiene una manifiesta afinidad geográfica. Al río Guadiana, por mediación del Zújar, vierten las aguas de nuestro término.


La altitud media de nuestra comarca es de unos 600 metros. Belalcázar, población, tiene una altitud de 480 metros. Otras altitudes de nuestro pueblo son: San Antón 526 m., Santa Clara 500 m., Cerro Picacho 542 m., Valdeperdices 501 m., cerro de la Solana 407 m., Mataborracha 492 m. o cerro de la Atalaya 580 m.


COMPONENTES GRANÍTICOS


Los materiales constituyentes de la comarca de Los Pedroches son de naturaleza intrusiva, graníticos, con edad geológica que corresponde a la última mitad del Plegamiento Herciniano (Era Primaria, hace más de 300 millones de años). A raíz del plegamiento Herciniano tuvo lugar la emersión de Los Pedroches que, junto con los materiales que hoy forman Sierra Morena, dieron lugar a una cordillera con cimas de hasta 5.000 metros.


Al iniciarse el plegamiento tuvo lugar la intrusión granítica en el seno de un sinclinal formado, con la consiguiente elevación del terreno. Estas elevaciones del terreno resultantes fueron pronto destruidas por los agentes geológicos externos, de manera que, tras unos 50 millones de años, quedaron ya muy parecidos a la penillanura que hoy presenta.


Como consecuencia de la acción erosiva y de la red hidrográfica comarcal, que dificulta la evacuación de los productos de la erosión, ha originado el que no aparezcan al exterior de la superficie del terreno las formas clásicas de paisajes graníticos (berrocales, piedras, caballeras, etc.). Sin embargo aparecen diseminadas bolas graníticas en lugares de escorrentía o semienterradas, suponiendo un obstáculo para las labores de arado.


En Belalcázar hay abundancia de estas bolas en los lados del camino del puente San Pedro y por Consolación; las cuales han sido extraídas de las tierras de labor próximas. Los terrenos graníticos ocupan la parte Sur del término municipal de Belalcázar, marcando la línea divisoria los siguientes puntos con referencia al edificio del Ayuntamiento; hacia un lado: El Pilar, Cerro de la Penitencia, El Calvario, Santa Clara; hacia el otro lado: Barrio de El Cerro, Puente de San Pedro, Cachiporro, Peñascal, Las Mesas….



COMPONENTES METAMÓRFICOS (pizarrosos)


Los terrenos metamórficos ocupan la parte del término situada al norte de la línea anteriormente señalada: Ayuntamiento, Cerro, Puente de San Pedro, Cerro de la Penitencia, Calvario, Torretejada…


Estos terrenos metamórficos pertenecen cronológicamente al periodo Carbonífero, quinto período de la Era Primaria Paleozoica.


Puede atribuirse a estos terrenos una edad aproximada de 2.900 millones de años. El gran desarrollo de una vegetación exuberante de criptógamas, helechos y equisetos arborescentes formó grandes depósitos de carbón durante el citado período. Petrográficamente estos terrenos están formados por pizarras de tonalidades que van desde el gris verdoso al negro y por grauwacas. Son también representativas las calizas detríticas (en Malagón) y filones de cuarzo.



INTERÉS MINERALÓGICO


Muy significativos son los numerosos diques y filones que aparecen sobre el terreno, relacionados con la masa plutónica. Forman crestones salientes y alargados sobre las formas del terreno. Los mas representativos son de cuarzo. La mayoría de los indicios mineros están relacionados con ellos. Se hallan emplazados estos filones tanto en terrenos magmáticos como metamórficos y se originaron en la postrimerías de la actividad magmática del batolito.


Los más importantes son: los de dirección Norte-Este (N, 30º E y N, 50º E) y están relacionados con mineralizaciones de plomo. Los de dirección Norte-Sur están ligados con indicios de cobre. Los de wolfranio están relacionados con los anteriores y tienen dirección Norte-Este (N, 120ºE).


Nuestro término municipal por su interés minero figura en los principales mapas mineralógicos de España.


También presentan estos filones interés hidrológico, ya que pueden suministrar caudales de agua de cierta consideración, un ejemplo es el filón de riolita que pasa por el castillo y origina los manantiales y pozos de Cubillana y el Bonar.

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