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Recuperados 22 útiles mineros de posible origen prehistórico

Actualizado: 14 jul 2020

Hallados un total de 22 útiles mineros –primordialmente mazas y martillos de diversos tamaños– junto a una antigua mina de cobre ubicada en las cercanías del río Guadamatilla en Belalcázar, cuya datación preliminar podemos establecer entre el Calcolítico y la Época Romana republicana (3000 a.C. – 27 a.C) a falta de más hallazgos o investigaciones que la delimiten.



Conjunto de piezas prehistóricas recuperadas

Este pasado fin de semana, varios miembros de la Asociación Cultural #Turdulia, durante la visita a una antigua mina de cobre existente en la localidad de #Belalcázar y con el fin de continuar documentando los restos monumentales e históricos existentes en el mismo, hallaron de forma fortuita un total de 22 mazas de piedra de uso minero de época pre o protohistórica.


En ellas pueden observarse nítidamente las acanaladuras y desgastes sufridos por los amarres realizados con cuerdas, que servirían como fijación a la empuñadura de madera que en su día poseyeron estas herramientas.

El hallazgo se realizó durante el reconocimiento de dicha mina ubicada en los márgenes del río Guadamatilla –en la ribera correspondiente a Belalcázar–, cuando analizando con detenimiento las escombreras de la mina en búsqueda de restos de mineral, y entre la gran cantidad de restos líticos acumulados, se detectaron varias rocas de diferente composición geológica –indicadoras de haber sido trasladadas desde otro lugar– que, en un análisis más pormenorizado de las mismas, pudieron identificarse como antiguos útiles mineros por las inequívocas marcas y muescas que presentan.


Primer plano de uno de los martillos prehistóricos empleados para la moltura del mineral de cobre y su acanaladura realizada para facilitar su correcto anclaje a la empuñadura

En ellas pueden observarse nítidamente las acanaladuras realizadas sobre su superficie mediante repiqueteado, así como el desgaste sufrido por los amarres realizados con cuerdas, que servirían como fijación a la empuñadura de madera que en su momento poseyeron estas herramientas, convirtiéndolas en mazas y martillos que en su día utilizaron los mineros que trabajaron esta mina.


Resulta realmente incierto adjudicar una datación exacta a estos útiles pétreos –de amplia utilización minera desde el Calcolítico y cuyo uso se prolongó, aunque cada vez en menor medida, hasta la Época Romana republicana– sin disponer de un mayor apoyo arqueológico (como el que podrían aportar cerámicas u otros restos de asentamiento que completasen el puzle interpretativo del lugar), al no haberse realizado de momento prospección arqueológica alguna sobre el terreno.


En los alrededores, además de restos de escoria -reflejo inequívoco de las actividades de transformación desarrolladas en la misma mina-, también se han encontrado varios restos de cimentación de construcciones con planta circular

Pese a ello, y siendo la que nos ocupa una mina de cobre, no resultaría descabellado pensar que pudieran tratarse de herramientas empleadas para la extracción del mineral de cobre durante la época Calcolítica o la primera mitad de la Edad del Bronce, lo que les arrojaría una potencial antigüedad de hasta 5000 años.


La minería durante el Calcolítico


El periodo Calcolítico se sitúa en el sur de la Península Ibérica a partir del III Milenio a.C. al desarrollarse el fenómeno metalúrgico del cobre para la realización de útiles, armas, adornos y, cómo no, también para su comercio. Aunque parece que existió cierta especialización minera en algunos poblados, no se puede hablar de una metalurgia extensiva, sino más bien de una actividad a pequeña escala, tecnológicamente primitiva y destinada al abastecimiento de un territorio no muy amplio, aunque a su vez precursora de los intercambios y relaciones con territorios más alejados.


El inicio de la metalurgia del cobre no supuso el desplazamiento del instrumental lítico en la mayoría de las actividades de producción. Durante el Calcolítico, la tipología metálica es muy pobre y hace referencia primordialmente a objetos de prestigio y menos a útiles de trabajo destinados particularmente a la defensa o la caza. Según avanzamos en la Edad del Bronce, se aprecia, por el contrario, una disminución de los útiles líticos, que quedarían más reducidos a hachas, lascas y dientes de hoz, probablemente como consecuencia de una mayor incidencia de la metalurgia en la fabricación de objetos que paulatinamente van desplazando a los de piedra.


Podría tratarse de herramientas empleadas para la extracción del mineral de cobre durante la época Calcolítica o la primera mitad de la Edad del Bronce, lo que les arrojaría una potencial antigüedad de hasta 5000 años

Es por ello que, aunque la mina bien pudiera ser explotada hasta época romana, lo rudimentario de estos objetos parece remitirnos a los primeros tiempos en los que la humanidad comenzó a mostrar interés en el trabajo del cobre, pudiendo ser con ello datados con tan longeva antigüedad. No obstante, para poder afirmar esto serían necesarios hallazgos complementarios en la zona y/o estudios que analicen la composición microscópica de las escorias que se hallan alrededor y que demuestran, a su vez, trabajos metalúrgicos realizados en la misma mina.



La mina de cobre y sus alrededores


Como hemos anticipado, la mina se ubica en los alrededores del río Guadamatilla, explotando un filón de cuarzo al que se encuentra asociada esta veta de mineral de cobre que aflora en superficie.



Tal y como resulta característico en las épocas que manejamos, en las que no se dan complejos mineros de gran envergadura, la obtención del mineral se realizó con técnicas extractivas sencillas, a cielo abierto y con la excavación de una trinchera de escasa profundidad. Esta técnica extractiva implica unos trabajos pocos complejos y una productividad baja, aunque suficiente para una demanda que, según hemos comentado, no debió ser inicialmente muy elevada.


La presencia de estos útiles de trabajo, junto con restos del mineral prospectado, así como de varios restos de escorias alrededor de las escombreras, son reflejo inequívoco de las actividades de transformación desarrolladas en la misma mina.



En los alrededores de la misma y dentro de la finca en la que se ubica, también se han encontrado varios restos de cimentación de construcciones con planta circular de las que solo se conserva el perímetro delimitador de las mismas y que, a falta de mayores prospecciones o estudios, resulta difícil descifrar si pertenecen a la misma época o resultan mucho más modernas.


Uno de los diversos restos de construcciones de planta circular existentes dispersos por los alrededores de la mina

Pieza destacada


De entre las diferentes piezas recuperadas destaca sobremanera por su absoluta singularidad una maza de gran tamaño que dispone por una de sus caras de una zona cóncava –o cazoleta– en la que poder a su vez depositar piedras de menor tamaño para someterlas, con un pequeño martillo, a una más refinada molienda que acabe de liberar las partículas de mineral más pequeñas que pudieran encontrarse adheridas a la roca.


De esta forma nos encontramos ante un útil minero especialmente trabajado con el objetivo de disponer en un mismo utensilio de una maza con la que extraer el mineral de la roca a la vez que con un pequeño mortero o molinillo portátil sobre el que trabajar el mineral in situ sin necesidad de ser transportado a otra localización. Un ejemplo, sin duda, de gran practicidad.




Conclusiones


Se trata sin duda de un nuevo hallazgo significativo realizado por nuestra Asociación Cultural y que engrandece el patrimonio arqueológico hallado hasta la fecha en Belalcázar y en el conjunto de #LosPedroches.


Todas estas piezas recuperadas, como no puede ser de otro modo, fueron inmediatamente puestas en conocimiento de los responsables de patrimonio de la Junta de Andalucía pertinentes, así como de las autoridades locales, siendo depositadas en dependencias municipales, siguiendo así los procedimientos acordados con los mismos. Esperamos que más pronto que tarde puedan lucir como deben en el futuro Museo Arqueológico de Belalcázar, que con toda nuestra ilusión y esfuerzo estamos tratando de impulsar desde la Asociación Turdulia junto con el Excmo. Ayuntamiento de Belalcázar.


Mientras tanto, seguiremos dedicándonos en cuerpo y alma a continuar recuperando y salvando del olvido más pedazos de historia de nuestros campos, a la par que aprovechando para difundir la cultura que los acompaña y de la que todos podemos aprender. Asimismo, continuamos haciendo un llamamiento a todas aquellas entidades, universidades o profesionales del sector interesados en colaborar con nosotros para promover los estudios sobre el terreno e iniciar las investigaciones académicas pertinentes, para lo que siempre encontrarán nuestra humilde colaboración.

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