Ruta histórica de los emblemas y cruces de la Villa de Belalcázar
- Asociación Cultural Turdulia Belalcazarensis
- 5 oct
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Actualizado: 5 oct
Realiza un paseo cultural por Belalcázar visitando algunos de sus monumentos más singulares y aprendiendo, de paso, un poco más sobre la historia de la localidad de la mano de esta particular ruta circular diseñada por los límites del casco urbano.
Distancia: 7,3 km
Nivel de dificultad: Bajo
Tiempo estimado de realización: 2h
Ruta histórica por los principales emblemas y cruces que desde tiempos inmemoriales existieron en la Villa de Belalcázar, seis de los cuales han sido recuperados desde 2017 a través del 'Proyecto de recuperación de los emblemas de Belalcázar' promovido por la Asociación Cultural Turdulia y desarrollado gracias a una estrecha colaboración con el Ayuntamiento de Belalcázar y la ciudadanía.
Entre el patrimonio recuperado se encuentran dos de los elementos simbólicos más relevantes de la historia de la localidad, como son el "Rollo jurisdiccional de la Villa", que constituía el más alto símbolo del privilegio real concedido a la población, en virtud del cual esta gozaba de autonomía jurisdiccional, y "la Picota", que era el instrumento ejecutor de las sentencias que se dictaban.
Durante el transcurso de esta ruta circular –que el paseante podrá iniciar desde cualquiera de los puntos de su recorrido–, además de transitar por algunos de los lugares de mayor interés turístico e histórico de la localidad, se podrán conocer un total de diez emblemas y cruces, que son los que componen esta ruta temática:

Cruz Verónica
Esta cruz daba la bienvenida al viajero procedente del antiguo camino real de Toledo, denominado Vía de la Plata, que constituyó durante siglos el principal camino de entrada y salida entre la Meseta y Andalucía hasta la apertura del paso de Despeñaperros en 1783.
Se sitúa justo en la entrada norte a la población, siendo indicador para el viajero de su cercanía a dos importantes recintos sagrados en la población, como eran el templo jacobeo de Santiago El Mayor –originario de 1272, el cual cuenta con un Privilegio de Jubileo concedido por el papa Pio IV en 1564 en virtud del cual se alcanzan las mismas indulgencias plenarias y gracia espiritual que durante el Año Santo se obtienen visitando Roma, pero con la particularidad en favor de Belalcázar de poder alcanzar dicho jubileo dos días de cada año– y el convento de San Francisco de los Santos Mártires de Marruecos (cuya construcción se inició el 16 de enero de 1488), ambos equidistantes de este punto a una distancia de 300 metros.
Durante largo tiempo, este fue el lugar de paseo para muchas generaciones de la localidad hasta la construcción del paseo Corpus Barga, quienes transitaban desde la Plaza hasta esta cruz charlando y resultando lugar de encuentro ocasional para muchos. Esta cruz fue recuperada el día 27 de septiembre de 2017.
Cruz de Palo
La Cruz de Palo de Belalcázar, aunque de origen incierto, es considerada una de las cruces históricas de la localidad, presumiéndosele una antigüedad que fácilmente se remonte varios siglos atrás. Por su emplazamiento en un cruce de caminos, muy probablemente constituía un humilladero situado a la entrada principal de la villeta de Santa Clara, pedanía cercana a la Villa de Belalcázar, compuesta por las casas de las familias que daban servicio al monasterio de Santa Clara de la Columna.
Ubicada a unos 300 metros al suroeste de dicho monasterio, en la intersección de sus dos principales caminos de acceso desde Belalcázar, servía para anunciar la proximidad del mismo a quienes llegaban provenientes del monasterio de los Cinco Mártires de Marruecos por el camino del Marrubial. A diario y desde tiempos inmemoriales, los frailes franciscanos que habitaban dicho monasterio transitaron este camino para oficiar el servicio litúrgico en el convento regido por monjas de clausura. Era justo en esta cruz donde paraban a realizar una oración antes de alcanzar su destino, contando la tradición que, al pasar el sacerdote por la cruz, movía su farol en la oscuridad de la noche para avisar a las monjas de su llegada.
La peana sobre la que se asienta la cruz es la original, que ha sido recuperada, siendo reconstruidos el resto de los elementos que forman la cruz el 23 de octubre de 2022.
Para conocer más sobre ella, puedes consultar el siguiente artículo con toda su historia, anécdotas y detalles de su recuperación: https://asociacionturdulia.wixsite.com/inicio/post/recuperamos-la-histórica-y-desaparecida-cruz-de-palo-de-belalcázar, pudiendo escuchar también las entrevistas de radio realizadas en Cope Pozoblanco y Cadena SER Los Pedroches.
Asimismo, se puede consultar a continuación la crónica del solemne acto de bendición de la cruz realizado el día de Todos los Santos de 2022: https://asociacionturdulia.wixsite.com/inicio/post/celebramos-el-solemne-acto-de-bendición-de-la-cruz-de-palo-en-el-día-de-todos-los-santos.
Cruz del Monasterio de Sta. Clara de la Columna
Era costumbre cristiana señalar con cruces las entradas a las poblaciones y recintos sagrados, tales como iglesias, monasterios o ermitas, siendo denominadas estas como cruces de término o humilladeros. La presente cruz se sitúa justo en la entrada este a la población, recibiendo a los viajeros que se adentraban en la misma procedentes de la vereda de El Viso y sirviendo además para anunciar su llegada a las inmediaciones del monasterio de Santa Clara de la Columna, fundado el año 1476.
Los elementos constructivos de esta cruz, donde se entremezclan componentes antiguos y modernos, sugieren que pueda tratarse de una reconstrucción de la original destruida en los convulsos años precedentes a la declaración de la II República, durante los cuales fueron demolidas la mayoría de las cruces que existían en la localidad por medio de acciones vandálicas.
La actual cruz está compuesta en su base por una plataforma de escalones de planta cuadrangular hechos de granito blando y desgastados por el paso del tiempo. Le sigue un pedestal con molduras, también de granito blando erosionado, sobre el que se asienta una columna de 2,25 m. de altura, con base cuadrada –aunque longitudinalmente muy chaflanada, casi ochavada–, cuyo granito duro y nuevo muestra las recientes señales del puntero que lo labró. Es coronada por una cruz de hierro forjado con adornos en forma de “ese” en disminución hacia los extremos de los brazos, los cuales terminan en punta de lanza.
Cruz del Calvario
Enclavada desde tiempo inmemorial en el lugar conocido popularmente como ‘El Calvario’, por procesionar hasta aquí el titular de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno en la madrugada del Viernes Santo, la construcción consistía en un pedestal prismático, lleno de tierra, de aproximadamente 1,70 m. de altura que tenía una cruz de hierro y un olivo plantado.
En los años 50 del pasado siglo XX, con motivo de la reconstrucción urbanística llevada a cabo por la Dirección General de Regiones Devastadas, organismo estatal encargado de la reconstrucción del país tras la Guerra Civil y por el cual este barrio es conocido bajo el sobrenombre de ‘Regiones’, por ser construido mediante un proyecto de dicho organismo, tanto el pedestal como la cruz se derribaron por suponer una dificultad para la edificación del barrio.
No obstante, posteriormente, algunos hermanos cofrades han reconstruido la Cruz del Calvario a imagen y semejanza de la anterior, aunque a unos 40 metros del lugar original, cerca del pozo. La actual cruz consta de pedestal prismático de 1,25 m de lado, que sirve de arriate para el olivo y de soporte para un armazón de hierro en forma de podio donde se levantan tres pequeñas cruces de igual tamaño. Tan solo se diferencia la cruz central, que soporta una corona de espinas y tres clavos en su centro, emblema de la citada cofradía fundada entre finales del siglo XVI e inicio del siglo XVII.
Rollo jurisdiccional de la Villa o Cruz de la Tercia
Su origen más que probable se situaría en torno al año 1444, momento en el que la Villa de Gahete pasó a formar parte, junto a Hinojosa, del Señorío que el rey Juan II de Castilla otorgó al maestre de la Orden de Alcántara, don Gutierre de Sotomayor.
Dicha concesión real acostumbraba a representarse mediante la solemne colocación de un rollo jurisdiccional, que constituía el más alto símbolo del privilegio real concedido a la Villa, en virtud del cual esta gozaba de una jurisdicción propia, lo que le otorgaba la potestad de impartir justicia en los pleitos que surgieran en su territorio e incluso de dictar la pena capital. Se colocaba por ello este símbolo en un lugar destacado a la entrada de la localidad, previniendo al visitante del citado privilegio.
Este emblema debió desaparecer o ser reconvertido en crucero tras promulgar las Cortes de Cádiz de 1813 un Decreto que obligaba “a la demolición de todos los signos de vasallaje”. Se conocería entonces bajo el sobrenombre de Cruz de la Tercia, por el cercano corralón existente donde se almacenaban los productos en especie recaudados por el mencionado tributo. No obstante, su deterioro debía ser ya para entonces muy acuciado, puesto que, de la descripción que hace Ramírez de Arellano en 1904, se deduce que la estructura ya no estaba completa. La presente reproducción fue instalada el 16 de octubre de 2023.
Es posible ampliar toda la historia acerca de este emblema en la siguiente entrada: https://asociacionturdulia.wixsite.com/inicio/post/recuperamos-un-nuevo-emblema-patrimonial-para-belalcazar-el-rollo-jurisdiccional-de-la-villa.
Adicionalmente, puedes conocer todos los detalles del espectacular mural artístico pintado a su espalda, obra del reconocido artista gráfico internacional Kato, aquí: https://asociacionturdulia.wixsite.com/inicio/post/pintado-en-belalcázar-un-espectacular-mural-artístico-para-divulgar-la-historia-de-la-localidad.
Cruz del Cucurucho
En el cerro del Cucurucho, donde existió un antiguo ejido, se situaba esta cruz, en la bifurcación de la vereda de Hinojosa del Duque a su llegada a la población y muy cerca del pozo de mina que hay junto a los edificios escolares por la parte sur.
Era costumbre cristiana señalar con cruces las entradas a las poblaciones y recintos sagrados, tales como iglesias, monasterios o ermitas, siendo denominadas estas como cruces de término o humilladeros. Esta cruz se sitúa justo en la entrada sur a la población, recibiendo a los viajeros que se adentraban en la localidad provenientes del camino de Hinojosa del Duque y anunciando su llegada a las inmediaciones de la ermita de San Sebastián, conocida con el nombre de ‘El Santo’ y originaria del s. XIII, que se encuentra situada a 300 metros en línea recta a continuación de esta cruz.
Los vecinos de la zona la recuerdan como de características generales, semejantes a las otras del pueblo, con una plataforma escalonada sobre la que se alza una columna de granito con base cuadrada y esquinas chaflanadas, la cual culminaba con una cruz de hierro forjado, más o menos adornada artísticamente. Las piedras de su plataforma cuadrada han permanecido en su lugar hasta pocos años antes de su reconstrucción, retirándose cuando se asfaltó la calle y se edificó la ampliación del I.E.S Juan de Soto Alvarado. La cruz del Cucurucho fue recuperada el día 24 de noviembre de 2018.
La Picota o Cruz de los Garabatos
Este importante elemento patrimonial, originario de mediados del s. XV e intrínsecamente unido al rollo jurisdiccional de la Villa, constituye todo un emblema del pasado histórico de Belalcázar, siendo el instrumento ejecutor de las sentencias que se dictaban en la localidad en virtud del privilegio real concedido mediante el cual la Villa gozaba de autonomía jurisdiccional.
Su nombre popular obedece a los cuatro garfios –con forma de garabatos– incrustados en sus caras, los cuales constituían los elementos de castigo penal de la picota, donde se colgaban las cabezas y cuerpos de los ajusticiados por la autoridad civil o se encadenaban los reos y delincuentes condenados a la pena de exhibición pública para su escarnio. Se enclava en el antiguo camino de Sevilla, principal entrada a la población, advirtiendo disuasoriamente al forastero de los privilegios de la Villa.
La Picota o “Cruz de los Garabatos” se mantuvo inhiesta y bien conservada hasta el día 15 de febrero de 1932, cuando un grupo de cuatro jornaleros temporeros fueron enviados a derribarla, cobrando cada uno de ellos 2 pesetas, en una acción de marcado carácter anticlerical propia de aquellos convulsos años previos a la declaración de la II República, durante los cuales fueron demolidas varias de las cruces que existían en la localidad. La presente reproducción fue instalada el 10 de julio de 2021.
Es posible ampliar toda la historia acerca de este emblema en la siguiente entrada: https://asociacionturdulia.wixsite.com/inicio/post/recuperamos-la-historica-picota-o-cruz-de-los-garabatos.
Cruz de los Muertos
La Cruz de los Muertos debe su nombre a la tradición existente en los cortejos fúnebres de hacer una última parada en este lugar para la oración y el responso final. Fue instalada alrededor del año 1950 en el sitio donde hasta entonces solo existía una mesa de granito donde se colocaban los féretros. Cuando la familia no tenía posibles para pagar el entierro, el cura solo acompañaba al difunto hasta esta cruz, donde le despedía, siguiendo en solitario el cortejo fúnebre hasta el cementerio.
La cruz se compone de varias piezas superpuestas de distinta índole, siendo su elemento más destacado el fuste de columna cilíndrica estriada de apariencia marmórea realizada en alabastro, de 2,20 m. de altura por 0,40 m. de diámetro, con estrías cóncavas que se vuelven convexas en el tercio inferior, y cuya posible procedencia sea la desaparecida ermita de Santa Bárbara.
Sobre esta columna se superpone otra diferente –aparentemente hecha en riolita– con fuste liso de 1 m. de altura y 0,12 m. de diámetro, asentada sobre una basa con molduras y coronada por un capitel jónico al que le falta una cara. Esta segunda columna se dice que procede de las casas que la Santa Inquisición poseía en la calle Fray Miguel de Medina. En su cúspide, se ubica una cruz de hierro forjado con señales de haber tenido adornos. El monumento se alza sobre plataforma escalonada de granito, haciendo el escalón superior, que es de una sola pieza cuadrada, de basa para la columna de mármol.
Cruz de la Fuente Vieja o del Trenillo
Se trata esta de la única de las cruces de término históricas o ‘humilladeros’ de la localidad que ha llegado hasta nuestros días prácticamente intacta, aunque reubicada a su actual emplazamiento en 2001. Conocida como cruz de la Fuente Vieja o del Trenillo, debe su nombre a encontrarse al final de una manzana de casas pequeñas e iguales alineadas a lo largo del camino –como si de un tren se tratase–, las cuales acababan en la fuente conocida popularmente como ‘Fuente Vieja’.
Se sitúa justo en la entrada oeste de la población, anunciando a los viajeros que se adentraban en la localidad desde la vereda de Castuera (también conocida como ‘ruta de las Merinas’) o desde la vereda de Cabeza del Buey –que confluían en el puente romano de San Pedro, unos 750 metros antes de este lugar–, de su llegada a una población cristiana, lo cual se solía significar con la colocación de un crucero en sus principales caminos de acceso, pretendiendo también la protección de sus pobladores.
La cruz se compone de una columna de granito, con base cuadrada y esquinas achaflanadas interrumpidas en sus extremos, en cuya cima se encuentra una sencilla cruz de hierro forjado con los extremos rematados en forma de punta de lanza y adornos situados en el crucero para su embellecimiento. La columna, de 1,70 m. de altura, se eleva sobre una plataforma de tres escalones, encontrándose, tanto plataforma como columna, enteramente encaladas.
Cruz de la calle de la Cruz
Esta cruz se sitúa en el punto más elevado del núcleo urbano de Belalcázar, coronando el barrio de El Cerro y al final de la calle de la Cruz, a la que da nombre. Desde su posición se domina el territorio circundante y se obtienen unas espectaculares vistas del castillo de los Sotomayor. Era costumbre cristiana señalar con cruces las entradas a las poblaciones y recintos sagrados, tales como iglesias, monasterios o ermitas, siendo denominadas estas como cruces de término o humilladeros.
El 3 de mayo se celebra el Día de la Cruz, existiendo tradición por los vecinos de este barrio de engalanar la presente cruz para conmemorar dicha festividad, en la que además se sacaban en procesión los santos de San Felipe y Santiago el Menor, cuya onomástica se celebra ese día, y se cantaba ‘San Felipe y Santiago, ora pro nobis’.
Posteriormente, el primer domingo de mayo, los vecinos volvían a engalanar la cruz con flores y otros adornos para recibir la procesión de Rogativas de la Virgen de la Alcantarilla, que llegaba hasta aquí para bendecir los campos. Terminada la procesión, era costumbre subastar públicamente los borregos que, en su día, los devotos ofrecían a la Virgen, de los cuales, entre veinte y treinta, eran expuestos en la plaza del Ayuntamiento, que por aquellos años se encontraba aún sin pavimentar, encerrados en un redil de malla de esparto. Esta cruz fue recuperada el día 22 de junio de 2018.
Disfruten del camino, saboreen las vistas e interésense por las explicaciones que encontrarán a pie de cada una de ellas en los diferentes paneles informativos que hemos colocado para divulgar y dar a conocer su historia, de los cuales a continuación reproducimos una copia.
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