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"Patrimonio histórico, un recurso para la España rural"

Artículo publicado en el especial de San Roque 2021 editado por el Ayuntamiento de Belalcázar con motivo de la festividad de nuestro patrón.


Portada de la publicación, diseñada por Luis Gómez Sánchez para el Ayuntamiento de Belalcázar.
 

Artículo de la Asociación Cultural de Historia y Arqueología “Turdulia Belalcazarensis” en homenaje y recuerdo a nuestra por siempre querida y admirada Lola Caballero: ejemplo, luz y guía infinita de divulgación y vida.



El patrimonio monumental y cultural del que gozamos en España es, a ojos del mundo entero, uno de los más increíbles y fascinantes del planeta. No hay visitante que se acerque a nuestro país que no quede prendado por los paisajes, monumentos y tradiciones que lo forman, moldeados a lo largo de milenios por las muchas culturas que poblaron nuestro territorio y que dotaron de un carácter propio este multiverso en el que vivimos.


Acostumbrados como estamos a habitar en él, en la mayoría de las ocasiones pasan inadvertidas las particularidades y hechos diferenciales que hacen de nuestro territorio algo único y especial, pasando estos a formar parte integrada de nuestro paisaje sin que reparemos en la extraordinaria belleza y singularidad que poseen.


La riqueza que comporta este legado histórico que nuestra generación ahora recibe es incalculable, y solo comparable a la idéntica responsabilidad que supone preservarlo y traspasarlo en iguales o mejores condiciones a las siguientes generaciones. Para acometer este objetivo, primero debemos tomar conciencia de su existencia y de su valor, para luego poder amarlo, respetarlo y protegerlo como se merece. Se requiere por tanto un primer estadio de conocimiento y estudio profundo de nuestro orígenes y raíces, comprendiendo el sentido y la relevancia histórica de los monumentos y tradiciones que nos rodean y que han perdurado hasta nuestros días, para poder así valorarlos debidamente, trabajar en su preservación y luchar por su puesta en valor, permitiendo que las generaciones venideras continúen divulgándolo e interpretándolo correctamente.


Esta concepción –tal vez un tanto romántica y naif– de la necesidad de conservación del patrimonio, es evidentemente compartida por todos, pero se estampa una y otra vez contra la cruda realidad que establece el elemento que rige los designios de nuestra sociedad: el dinero. Y es que cuidar de nuestro extenso patrimonio cuesta mucho dinero.


Puente Pellejero, Belalcázar
Imagen del Puente Pellejero, en evidente mal estado de conservación y por el que estamos trabajando desde Turdulia para que sea preservado de su deterioro y posible desaparición.

El patrimonio cultural y material de un pueblo es su mayor riqueza, no cabe duda, pero su cuidado y mantenimiento puede llegar a requerir de tal inversión que en multitud de ocasiones impide poder atenderlo debidamente al existir otras muchas necesidades más inmediatas. Esto sitúa en multitud de ocasiones a las Administraciones en la coyuntura de tener que decidir dónde destinar sus siempre escasos recursos, si a la atención de su patrimonio o a la atención de sus vecinos.


Se da además en nuestro país el agravante y la particularidad de que gran parte de este ingente patrimonio histórico se encuentra hoy en día en zonas despobladas y desprovistas de los recursos y posibilidades de que gozan otras más emergentes e industrializadas. Sabemos que el 90% de la población de España (unos 42 millones de personas) se concentra en el 30% del territorio –compuesto básicamente por Madrid y el litoral–, y que los otros 4,6 millones de habitantes se reparten en el 70% del territorio restante, en el interior peninsular.


La magnitud del desequilibrio demográfico es enorme, tanto como el reto de dotar de recursos y oportunidades a esta población que sobrevive en pequeños pueblos, con evidente deficiencia de servicios y comunicaciones y con una población significativamente más envejecida. El mundo rural, aislado, deshabitado y envejecido, sin infraestructuras ni servicios, sobrevive paradójicamente ahogado en sí mismo.


Para intentar atajar la brecha, no cabe más que organizarse y reinventarse. Buscando en lo propio la diferencia con lo ajeno. Dejando de anhelar lo que no se tiene para comenzar a centrarse en las oportunidades que nos rodean. Por ello, es necesario convertir el patrimonio local existente en un factor vertebrador para el repoblamiento y la sostenibilidad de nuestro territorio. Pero luchar contra la despoblación y el envejecimiento rural sin dinero es difícil, por lo que hay que generar riqueza a partir de nuestro patrimonio, convertir aquello que ahora se percibe como una inversión superflua y sin retorno en un vector conductor para el desarrollo social y económico de la comunidad.


Como decíamos, el patrimonio español se encuentra en su mayor parte disperso en núcleos rurales con población y recursos escasos, lo que dificulta su conservación y provoca un paulatino abandono, degradación y expolio, que en muchos casos acaba comportando su desaparición. Para intentar reconducir este peligroso ciclo autodestructivo, se torna imprescindible una mayor implicación de la sociedad civil, que promueva nuevos valores y ejerza como motor para la colaboración público-privada en el diseño de estrategias que promuevan el arraigo de la población y generen beneficios sociales.


Tweet de El País. Iglesia de los Cinco Mártires de Marruecos. Belalcázar. Turdulia.
Noticia de El País que recoge la iniciativa tomada por nuestra Asociación para salvar los restos del Convento de los Cinco Mártires de Marruecos en Belalcázar.

Se trata de que el patrimonio se convierta en un recurso vivo, impulsor de la economía, del turismo, del empleo y de la subsistencia. A la vez que potenciador del orgullo de pertenencia a una comunidad y del mantenimiento de la identidad cultural de una región. Y para conseguirlo, nuestra capacidad asociativa debe fortalecerse.


Desde la Asociación Cultural Turdulia estamos comprometidos con este ideario y trabajando por conseguir los retos que de él se desprenden: intentando implicar a la sociedad en la defensa de su propio patrimonio, divulgando su importancia para el reconocimiento y la conservación por parte de todos, movilizando a las diferentes administraciones públicas para que lleven a cabo acciones que permitan su puesta en valor e ideando nuevas acciones y propuestas que, gracias a la difusión que nos otorgan hoy en día las redes sociales, nos permitan alzar la voz y llegar más lejos que nunca en las reivindicaciones que otros muchos que nos precedieron también realizaron.


En este sentido, en este último año, desde la Asociación Cultural Turdulia Belalcazarensis:

Por todo ello, y por vosotros, seguimos trabajando. Y de nuevo os damos las GRACIAS por todo el apoyo y reconocimiento que nos brindáis. ¡Seguimos luchando! Y deseamos que paséis unas felices fiestas.

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